Café: de cancerígeno y enemigo cardiovascular a oncoprotector y antioxidante

Café: de cancerígeno y enemigo cardiovascular a oncoprotector y antioxidante

Distintos estudios científicos publicados en los últimos años y el reciente aval de la OMS salvan a la bebida estimulante más popular de su mala fama

Café rehabilitado y desimputado. Adiós a su mala fama, como potencial agente cancerígeno, especialmente en la vejiga y el páncreas, excitante, estresante y desencadenante de infartos. No incrementa las posibilidades de sufrir un cáncer, más bien todo lo contrario, y tampoco aumenta el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular. Así lo avalan distintos estudios científicos publicados en los últimos años y el reciente aval de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que durante 25 años consideró como potencialmente cancerígena para los humanos una de las bebidas más consumidas en todo el planeta. “Sí, es como si ahora el café hubiera sido indultado”, comenta la doctora Josepa Rigau, experta en nutrición.

El indulto ha llegado desde las más altas esferas sanitarias internacionales. “La gran cantidad de pruebas disponibles actualmente ha conducido a la reevaluación del café, previamente clasificado como cancerígeno para los humanos, en 1991”, destaca la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), perteneciente a la OMS.

Se ha llevado a cabo la “revisión exhaustiva de más de 1.000 estudios en humanos y animales”. El grupo de trabajo del IARC, con 23 científicos, ha concluido que “no hay pruebas suficientes de los efectos cancerígenos del consumo de café”.

Se concreta que muchos estudios epidemiológicos han demostrado

que su ingesta regular no tiene efectos cancerígenos para el páncreas, las mamas de la mujer y la próstata, e incluso que “reduce el riesgo” de padecer cáncer de endometrio del útero y de hígado.

Los efectos beneficiosos del café tienen su explicación científica. La clave está en los llamados receptores de adenosina y en la presencia en el café de polifenoles, compuestos de origen natural con propiedades antioxidantes. “Los receptores de adenosina son ­moléculas que actúan como activadores en el organismo, por esta razón el café puede ayudar a la prevención del alzheimer o a ­mejorar la funcionalidad del hígado”, manifiesta la doctora Rigau.

Los receptores de adenosina son estructuras químicas que se encuentran en la mayoría de los órganos y tejidos del cuerpo humano y se ha demostrado que la cafeína interactúa con ellos. La presencia de estos receptores en múltiples órganos explica que el café tenga efectos beneficiosos en distintas partes del organismo.

Los expertos en nutrición han descubierto también que el denostado café tiene aplicaciones terapéuticas. “En deporte es una ayuda ergogénica excelente, ya sea bebido o incluso yo recomiendo pastillas de cafeína para potenciar el rendimiento. Aumenta la concentración, reduce la percepción del esfuerzo y por lo tanto disminuye la fatiga. Realmente incrementa mucho el rendimiento gracias a la estimulación del sistema nervioso central”, destaca Sandra Sardina, nutricionista especializada en deportes de alto rendimiento. El Instituto Australiano del Deporte concluyó que un café previo al ejercicio puede incrementar un 25% los niveles de resistencia, gracias a la movilización de los ácidos grasos.

También se aprovecha la capacidad de la cafeína para estimular la lipólisis, la liberación de ácidos grasos en el torrente sanguíneo para que puedan ser oxidados en forma de energía. El café verde, antes de ser tostado, se utiliza para quemar grasas y como activador del metabolismo en dietas para perder peso.

La rehabilitación del café no se ha producido de la noche a la mañana. Un estudio de la prestigiosa Universidad de Harvard ya avaló que beber café a diario de forma moderada “reduce las pérdidas de memoria, por ejemplo en personas diagnosticadas de alzheimer, así como algunos síntomas del Parkinson, el riesgo a desarrollar diabetes del tipo 2, litiasis biliares (piedras en la vesícula) y cirrosis hepática”. La base, un estudio epidemiológico con casi 130.000 estadounidenses.

La misma investigación concluyó que hasta seis tazas de café diarias no se ha detectado que puedan incrementar el riesgo a sufrir un infarto. Y con independencia de la dosis, no se ha encontrado ninguna relación entre el consumo en personas sanas y las enfermedades cardiovasculares. Otros estudios han abundado en el papel oncoprotector, como factor de prevención del cáncer, especialmente en algunos tipos de tumores que afectan el aparato digestivo (bucal, faringe, esófago, hígado y colon). La Universidad de Scranton (EE.UU.), determinó que el café es una fuente importante de antioxidantes y acreditó también su función protectora contra el cáncer. Fueron investigadores de Harvard quienes detallaron que es la fibra soluble del café lo que explica que favorezca el aparato digestivo y el tránsito intestinal.

No todo el monte es orégano. El café sigue teniendo sus contraindicaciones en función de quien lo toma, su tolerancia a la cafeína o su metabolismo. Como vasoconstrictor su consumo no es recomendable en personas con problemas coronarios. Por su efecto estimulante, puede provocar un exceso de excitación e insomnio. “Tiene un gran efecto estimulante, es un buen activador, pero también puede alterar los nervios, aquí está el problema: por este efecto secundario no se utiliza más médicamente”, sostiene Rigau. “Varía mucho en función de cómo lo metaboliza cada persona, es un buen indicativo de si eres un buen o mal depurador de toxinas”, añade la doctora.

Fuente: La vanguardia

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