EL MITO DE LA LECHE

EL MITO DE LA LECHE

¿Es el humano el único animal del planeta que para estar sano necesita consumir leche que ha sido diseñada para crías de otra especie?

LECHE. Mencionarla ya es reconfortante. ¿Qué es lo que tiene la leche que nos hace sentir así? Quizás sea que la leche nos recuerda a nuestra madre, y al vínculo que compartimos con ella. Que nos remite a nuestra infancia, a la merienda, a las galletas, al Colacao del desayuno, y al calor del hogar.

Pero la leche también tiene otros significados. Es un símbolo de belleza, pureza, suavidad, y también de juventud. Una mujer, por ejemplo, puede blanca como la leche. Cleopatra se bañaba en leche para mantenerse siempre joven. Los anuncios de la marca Dove hacen alusión a la leche. A algunas cremas humectantes se les llama “leche”, hay “leches limpiadoras” y también “leches hidratantes”, y cuando no se les llama así es porque lo sugieren con el aspecto (las hacen blancas y de textura similar a la leche)

En la leche también vemos una comida perfecta. Tiene grasas, proteínas, y carbohidratos, “todo lo que necesitamos para sobrevivir”. Dicen de ella que es una fuente de calcio importante y que todos debemos tomarla si queremos preservar la salud de nuestros huesos. Con sus derivados lo mismo.

El yogur el primero, es un alimento fijo en la dieta de los niños. Las señoras toman su Actimel por la mañana, (y por la noche puedes tomar Activia té) parece ser un asunto de las defensas (que también desayunan), y del sistema digestivo (que puf!).

No se trata solamente de los anuncios de la tele. Los anuncios sólo apoyan una idea que todos tenemos desde chicos. En el colegio seguramente aprendiste acerca de la alimentación equilibrada y la pirámide alimenticia. Yo lo recuerdo claramente porque en la pared de la clase del 1ero C la profesora Gabriela nos puso un poster con esa información.

Recuerdo que en la pirámide alimenticia la leche tenía su propio grupo llamado “lácteos” y en el que aparecía la leche, diferentes tipos de queso, mantequilla, y yogur. Para tener una alimentación sana, decían los profesores, había que tomar una porción de cada grupo con nuestras comidas.

Pero, ¿qué de cierto hay en todo esto? ¿Es la leche buena para la salud? ¿Es necesaria? Algunos médicos piensan que no. Explican que la leche forma parte de nuestra alimentación por costumbre, por tradición, y también por el sesgo que impone la industria lechera sobre la información que circula al respecto.

El debate entre los nutricionistas se centra cada vez más en temas como el de la leche, que parece tener varios detractores, y en la vigencia de lo que ellos consideran modelos de alimentación desinformados que se han quedado antiguos. Por eso la información que nos llega es muchas veces contradictoria.

Lo más probable es que hayas escuchado por ahí que la leche no es buena, pero que no tengas mucha idea de por qué lo dicen. Siendo sincera con vosotros, yo no sabía nada de esto. Quizás sea porque no me rodeo de gente que se preocupa demasiado por su alimentación, o a lo mejor la razón es que en mi casa todos bebíamos litros de leche, comíamos kilos de queso, mi madre desayunaba a veces con un yogur líquido color rosa que sabía a fresa y que a mí no me gustaba, pero quiero decir, que los lácteos han formado parte de mi dieta y de mi entorno desde siempre.

Eso era así hasta que un día revisando uno de los blogs que me gustan encontré este artículo sobre la leche que decía que es malo beberla. Me sorprendió un montón. Y decidí investigarlo en profundidad.

La información disponible en internet sobre temas polémicos es abundante, pero contradictoria. Esto es así y la leche no es la excepción. Por eso hay que avanzar con cuidado, y con ojo crítico. Cuando yo me enfrento a este tipo de temas, cuando la salud está de por medio, y hay conflictos de interés, me baso en tres criterios para evaluar la información. Primero, la evalúo desde el sentido común. Segundo, lo contrasto con lo que ha hecho nuestra especie históricamente, y por último, busco los estudios médicos al respecto.

Como llevo más de seis meses investigando el tema, la mayoría de las cosas que he leído las he perdido, por lo que lamento no poderos ofrecer todas las fuentes. Sí quiero aclarar antes de continuar que la investigación la hice por internet. Nada de lo que aquí pongo son conjeturas mías, y como es un tema polémico cada argumento tiene defensores y detractores dentro de la comunidad científica (de ambos lados del debate hay figuras importantes). Lo mejor que puedes hacer es leer al respecto, investigar y formar tu propia opinión.

¿QUÉ ES LA LECHE?

La leche es un alimento que producen las madres para alimentar a sus crías después de parir. Ni más, ni menos. La etapa de la lactancia en los animales suele ser breve, dura el tiempo necesario para que se desarrolle el sistema digestivo de la cría y pueda digerir otro tipo de alimentos. Llegado el momento la madre enseña a su cría a comer sólidos, la cría deja de beber leche, y la madre deja de producirla. Este es el ciclo en la naturaleza.

Pero no todas las leches son iguales. Aunque en apariencia pueden ser similares, la leche de cada especie es única y está diseñada especialmente para las crías de esa especie. Un conejo y una ballena no se parecen mucho, y los nutrientes en su leche tampoco.

Por dar un ejemplo, la leche de vaca y la leche humana tienen muchas diferencias. La leche de vaca es muy rica en proteínas y minerales, cuatro veces más que la leche humana, porque los terneros necesitan desarrollar un esqueleto y unos músculos bastante grandes. La leche humana, en cambio, es muy rica en ácidos grasos, siete veces más que la leche de vaca, porque los ácidos grasos como el ácido linólico son indispensables para desarrollar el sistema nervioso y los movimientos neuromusculares. Piensa en todas las diferencias que hay entre el movimiento de los cascos de las patas del ternero y los movimientos de los dedos de las manos. Por eso la leche humana es para bebés humanos, la leche de las gatas es para los gatitos, y la leche de caballo es para los potros.

Ahora hagamos un ejercicio mental. Tratemos de imaginar que bebemos la leche de un animal distinto a la vaca. ¿Te puedes imaginar a ti mismo bebiendo leche de lobo?, ¿qué tal un fresco vaso de leche de delfin?, ¿te apetecería merendar con leche de cerdo? A mí no. Y eso me hace preguntarme por qué nos parece tan normal beber la leche de las vacas, cuando es el mismo ejercicio.

No es una buena idea darle leche de rata a un potro, o leche de gato a un perro. No suena sensato. Tampoco tiene mucho sentido alimentar a un perro adulto con leche de perra. Es algo que no ocurre en la naturaleza. ¿y qué te parece darle leche de zebra a un elefante adulto? ¿Por qué es una buena idea entonces alimentar a una persona adulta con leche de otra especie?

¿CÓMO ES LA LECHE?

Si observamos un vaso de leche de cerca, nos parece una sustancia más o menos homogénea, opaca, blanca y acuosa. Pero en realidad la leche está compuesta por pequeños glóbulos de grasa y otros de proteínas que están suspendidos en un fluido similar al agua. Bajo un microscopio, la leche se ve así:

Los círculos que se ven en la imagen son los glóbulos de grasa. La grasa que contiene la leche flota en el líquido formando un coloide, es parecido a la forma en la que el polvo flota en el aire. Si alguna vez has visto el polvo que flota en un haz de luz, conoces lo que es un coloide.

Además de los glóbulos de grasa, la leche contiene proteínas, minerales, aminoácidos, y azúcares.

EL ALIMENTO PERFECTO

¿Por qué tiene la leche esta estructura? Para entender el fascinante diseño de la leche, hay que entender su función. La leche no es únicamente un alimento, además de alimentar, la leche es un vehículo de compuestos químicos que el bebé necesita para crecer.

Al nacer el bebé tiene que fortalecer su sistema inmune, eso es lo primero porque el bebé (independientemente de la especie) no tiene contacto con el medio ambiente antes de nacer. Por eso el calostro de su madre (ese líquido más denso que precede a la leche) es tan importante. En el calostro la madre le transmite a su hijo todos los anticuerpos que necesita para formar un sistema inmune robusto.

Pero también le transmite aminoácidos. El cuerpo humano necesita de los aminoácidos para funcionar bien. No conocemos todas las funciones de los aminoácidos, pero se sabe que son los que se encargan de regular la actividad de las neuronas, la biosíntesis, y el metabolismo. Existen 22 aminoácidos pero nuestro cuerpo es sólo capaz de sintetizar 14. Los otros 8 son aminoácidos “esenciales” que obtenemos de los alimentos.

Un aminoácido esencial, por ejemplo, es el Triptofán, que entre otras cosas es el precursor de la serotonina, un neurotransmisor que regula el estado de ánimo, el sueño, el apetito, la memoria, el aprendizaje, la temperatura del cuerpo, y el movimiento muscular. Poca cosa, ¿no?

El bebé no puede comer alimentos sólidos, y por lo tanto no puede obtener esos 8 aminoácidos esenciales. Es la leche de su madre la encargada de transmitirselos. Pero además le transmite varias hormonas incluyendo la del crecimiento para ayudarlo a desarrollarse.

Los músculos, órganos y tejidos del bebé se benefician cuando toma la leche materna, digo bebés, pero en realidad me refiero a cualquier cría. Así como el bebé humano obtiene estas cosas de su madre, lo mismo ocurre con la vaca y sus terneritos. A diferencia de lo que se creía hasta ahora, los últimos estudios han comprobado que la leche materna fabrica sus propias hormonas, y las calibra de acuerdo con las necesidades específicas del bebé que la mama. Por eso la leche de cada madre es distinta no solo entre sí, sino entre la leche que produce la misma madre en diferentes embarazos.

EL VEHÍCULO DE LAS HORMONAS

Pero nada de esto surtiría efecto si los compuestos que transmite la madre fuesen digeridos por el bebé. Quiero decir, que por más triptofán que la madre le transmita, si ese triptofán pasa por el estómago se descompone, es digerido, y no cumple su función. Lo mismo ocurriría con el resto de los aminoácidos, con las hormonas, y el resto de los compuestos químicos. Por eso es que algunos químicos (como la insulina) no funcionan por vía oral y deben ser inyectados, porque el estómago los destruye. Sin embargo, esto no ocurre con la leche. Los químicos que la madre le transmite a su bebé funcionan.

¿Cómo puede ser? En un principio parece imposible. Pero aquí usamos el sentido común: la leche es un vehículo de hormonas, y está diseñada específicamente para protegerlas. ¿Por qué la selección natural iba a favorecer el uso de algo como la leche que gasta tanta energía y recursos para la madre si no iba a tener efecto en su bebé? La leche posee dentro de sí el mecanismo para proteger sus compuestos dentro del sistema digestivo.

Para comenzar la leche es un alimento líquido y por eso la densidad de los nutrientes es baja. El 87% de la leche es agua. Pero el fluido de la leche es ligeramente alcalino porque funciona como un “buffer” o “disolución tampón” que neutraliza los ácidos gástricos para que las hormonas sobrevivan.

Pero además la leche protege su valiosa carga encerrándola en glóbulos de grasa y micelos de caseína, una de las proteínas más fuertes de la naturaleza. Son estas las partículas que vemos suspendidas en la leche en la foto de arriba. De esta manera el bebé puede aprovecharlo todo.

¿ES ESTO BUENO PARA LOS ADULTOS?

Todo lo que hace de la leche algo maravilloso para alimentar a un bebé, es lo que hace de la leche algo peligroso para los adultos, en especial para adultos que beben la leche de otros animales.

Porque si la leche está diseñada para ser un perfecto vehículo de compuestos químicos, ¿qué tipo de químicos nos transmite una vaca? ¿Nos transmitirá hormonas? ¿cuáles? y más preocupante aún: si la leche protege los compuestos químicos, ¿es este sistema útil también para transmitir toxinas?

La respuesta es sí. Toda madre excreta toxinas en su leche y la leche transmite cualquier químico incluyendo antibióticos, pesticidas, hormonas, y drogas.

LOS PELIGROS DE LA LECHE

Quizás te sorprenda saber que toda la leche que consumimos contiene sangre y células blancas (pus) de la vaca, y que el único requisito que ponen a la hora de inspeccionarla es que los niveles se mantengan dentro de cierto límite. Esto es desagradable, sí, pero no es lo más peligroso que hay en un vaso de leche.

Hace unos meses un equipo de científicos españoles y marroquíes hicieron un estudio de los químicos que hay en la leche española. Encontraron más de 20 incluyendo hormonas sexuales de las vacas, anti-inflamatorios, analgésicos, antibióticos, y esteroides.En este artículo puedes leer sobre ese estudio.

En estudios de todo el mundo también han encontrado antibióticos y pesticidas en la leche de vaca. Es fácil explicar de dónde salen. En 1950, una vaca lechera producía alrededor de mil quinientos litros de leche al año. Hoy las vacas lecheras producen hasta 20 mil litros de leche al año. Veinte mil litros. Eso es un promedio de 54 litros de leche cada día. ¿Cómo crees que logran esa hazaña? Lo logran dándole a las vacas drogas, antibióticos, hormonas, confinándolas a espacios mínimos, con planes de alimentación forzosa que incluyen carne (sí, carne a un animal herbívoro), con inseminaciones constantes, y con selección artificial.

La gente imagina que la leche que compran en el supermercado la producen en fábricas que son como grandes naves de acero inoxidable en las que todo ocurre bajo estricta vigilancia. Los más ingenuos creen que esta leche la producen en granjas donde las vacas corren libres y se alimentan de pasto. La mayoría piensa que el sello de la tapa es un garante de pureza, y que las empresas se someten por ley a análisis rigurosos, pasan examenes de seguridad, etc. Pero no es así como funciona.

A la vaca lechera en la industria de la leche se le ordeña con tanta frecuencia y por períodos tan prolongados que en la mayoría de estos lugares un 40% de las vacas sufren de infecciones en las ubres. Esta condición se llama “mamitis” y produce una inflamación tal de las mamas, que las ubres de estas vacas muchas veces llegan a rozar el suelo, sus colas y sus patas. El suelo que rodea a estas vacas está lleno de excrementos así que la leche que produce una vaca con mamitis no solamente tiene sangre y pus, sino que además muchas veces está contaminada con heces.

Por suerte lo primero que hacen es filtrar la leche y después la pasteurizan. En ese proceso desaparecen estos peligros (siempre y cuando no hayan errores en el proceso).Lo que no desaparece con la pasteurización son los químicos.

Las vacas con mamitis producen menos leche que las vacas sanas, y por eso las tratan usando antibióticos. Con cada reincidencia de mamitis, el tratamiento aumenta, y también aumenta la probabilidad de volverse a infectar. Por eso en las fábricas de leche mezclan los antibióticos con la comida de las vacas, quiero decir, que forma parte de la dieta diaria de estos animales. Los antibióticos pasan a la leche, y no pueden ser eliminados.

De la ubre pasa a la leche, de la leche a nuestro estómago, y de nuestro estómago a nuestro cuerpo. Beber leche a diario es como vivir con una prescripción de antibióticos de por vida. Si crees que es saludable vivir de esta manera, te comento por un lado que tu cuerpo tiene una flora bacteriana importante para su funcionamiento y a la que atacamos con estos antibióticos. Pero quizás lo más preocupante es que mientras más usamos antibióticos, más resistencia desarrollan las enfermedades infecciosas a nuestros medicamentos. Por eso la ingesta masiva de antibióticos es un problema de salud pública mundial.

Lo mismo con los pesticidas. A medida que uno sube en la cadena alimenticia se expone a mayores concentraciones de pesticidas. Si comes un brócoli, por ejemplo, te comes una ración de pesticidas. Pero si comes carne o consumes leche de una vaca que ha comido múltiples raciones de brócoli contaminado, la concentración de estas sustancias es mucho mayor.

LA GRASA ES UN ALMACÉN

La razón por la que los animales acumulan pesticidas, antibióticos, hormonas, y drogas en su cuerpo es porque la mayoría de estos químicos son solubles en grasa. Voy a explicar brevemente el mecanismo porque es importante para entender el proceso.

Existen dos tipos de químico: los solubles en agua y los solubles en grasa. Los químicos que son solubles en agua deben reponerse cada día porque salen del cuerpo a través de la orina. Un ejemplo de un químico que es soluble en agua es la Vitamina C. Debemos comer frutas cada día en parte porque la vitamina C que no usamos es eliminada en la orina, y debemos reabastecernos de esta vitamina todos los días.

Pero también hay químicos que son solubles en grasa, un ejemplo es la vitamina D. La vitamina D no se elimina mediante la orina, se almacena en la grasa del cuerpo para usarla más adelante. Lo que hace es que se pega a la grasa, y queda “cristalizada”, atrapada en la grasa como si fuera un fósil en la tierra. Tiempo después, cuando el cuerpo degrada la grasa para usarla, recupera esos nutrientes que habían quedado almacenados allí. Por eso no tenemos que comer salmón todos los días para llevar una dieta sana.

Pero las vitaminas no son las únicas sustancias que son solubles en agua, o solubles en grasa. Todas las sustancias son de una forma o de la otra. Los pesticidas y los antibióticos, por ejemplo, son solubles en grasa por lo que cuando un animal come un brócoli con pesticidas, los pesticidas se “cristalizan” en la grasa del animal y quedan almacenados en ella. No sólo se almacenan sino que se acumulan. No sólo se acumulan sino que se transmiten en la grasa que el animal usa en su leche materna. Cuando el animal que comió el brócoli contaminado alimenta a su cría, la cría recibe los pesticidas del brócoli que comió su madre a través de la leche.

Como comenté arriba, la leche es un vehículo de químicos que la madre usa para transmitir a su bebé hormonas, aminoácidos, y anticuerpos. Es en la grasa de la leche que se transportan muchos de los nutrientes incluyendo algunas de las hormonas, pero como el mecanismo es el mismo, es allí también donde se transmiten los pesticidas, los antibióticos, y las drogas. Por eso cuando bebemos un vaso de leche también nos bebemos la historia de la vaca.

Esto no sólo ocurre en animales. Nosotros también almacenamos grasa y almacenamos lo que comemos. Así aunque un vaso de leche no te va a causar un problema inmediato porque la cantidad de químicos que trae es baja, con los años las cantidades que hemos consumido se acumulan en la grasa de nuestro organismo y pueden producir problemas serios.

No sólo eso, la segunda consecuencia que quizás es más preocupante es que además de ser animales que acumulamos grasa, los seres humanos somos mamíferos que alimentan a sus crías con leche. La leche humana también tiene glóbulos de grasa que transmiten químicos. Y los glóbulos salen de las reservas de grasa de la madre. Por eso las mujeres con bebés en etapa de lactancia deben tener mucho cuidado con lo que beben. Aunque no le den leche de vaca a sus bebés, si la madre bebe leche de vaca puede transmitirle a su bebé las toxinas cuando lo amamanta.

Esto quedó claro en un estudio que se hizo hace poco, en el que se comprobó que la leche de más de 14 mil madres estaba contaminada con pesticidas. El origen de esos pesticidas era la carne y los lácteos que consumían estas madres. Eso se entendió cuando contrastaron los resultados con las muestras de un subgrupo de madres vegetarianas. Aunque la leche de las vegetarianas también estaba contaminada, la cantidad de pesticidas en la leche de las omnívoras era el doble. Pero no sólo eso, también descubrieron defensas contra la leche de vaca en la sangre de bebés que estaban siendo alimentados únicamente con leche materna.

¿Qué ocurre con la leche desnatada? ¿Es esta leche segura? La respuesta, lamentablemente es “no”. La razón es que la leche desnatada no existe. Nos la venden así porque es un truco de marketing, una especie de juego de palabras y porcentajes que no es fiel a la realidad, pero que nos hace sentir mejor con respecto a las decisiones que tomamos.

La leche es 87% agua. De la parte sólida, el 50% de las calorías de la leche provienen de la grasa. Una taza de leche entera tiene aproximadamente 8 gramos de grasa. Alrededor de dos tercios de esa grasa es saturada. La leche que nos venden como leche “semidesnatada” no es baja en grasas. Del total de las calorías que tiene la leche “semidesnatada” entre el 24% y el 33% son grasas. Es menos que el 50%, sí, pero difícilmente es “bajo en grasas”. Lo mismo ocurre con la leche “desnatada”. De una taza de leche desnatada 0,4 gramos son de grasa.

Así que naturalmente es mejor beber leche desnatada, primero porque la grasa saturada es mala para la salud, y en segundo lugar porque así limitas la ingesta de los químicos negativos que son solubles en grasa. Pero no creas que por beber leche desnatada estás a salvo del problema porque toda leche tiene grasa, hasta la desnatada.

EL TABACO ES LO DE MENOS

Si crees que los antibióticos y los pesticidas son un problema, prepárate para lo que viene. Lo que voy a contar es algo que tiene profundas consecuencias a largo plazo. El mayor problema de la leche que consumimos está en las hormonas que de ella recibimos.

Cada animal tiene una hormona de crecimiento única para su especie. Los seres humanos tenemos la hormona de crecimiento humana o “somatotropina humana”, los perros tienen la “somatotropina canina” y las vacas la “somatotropina bovina”. Estas hormonas son largas secuencias de aminoácidos, y lo que diferencia a una de la otra es el orden de la secuencia. Así, parece que la humana y la bovina no tienen relación. La hormona del crecimiento de las vacas no nos afecta a nosotros.

El detalle está en que las hormonas del crecimiento en todos los animales funcionan de la misma forma. Todas activan el hígado para que sintetice un compuesto que se llama IGF-1. Es este el verdadero encargado del crecimiento. El IGF-1 es un factor de crecimiento que funciona sobre todas y cada una de las células del cuerpo y lo que hace es promover el crecimiento y la proliferación celular, e inhibe la muerte programada de las células.

El IFG-1 trabaja sobre todo el cuerpo, afecta el esqueleto, los músculos, los cartílagos, los órganos como el hígado y los riñones, los nervios, la piel, y los pulmones. El problema es que el IFG-1 es exactamente igual en todos los animales.

Tanto la somatotropina bovina como el IFG-1 está presentes en la leche de vaca. Es lo lógico, ¿no? la madre ayuda a su cría a producir los compuestos que necesita para crecer. La leche humana también tiene las suyas. La leche de todos los animales los contiene. Pero aunque son buenas para estimular el crecimiento en los niños, deben estar controladas en el cuerpo de los adultos. El peligro de consumir IFG-1 lo voy a explicar en un momento, pero primero quiero aclarar varias cosas.

El IFG-1 no es destruido en el proceso de pasteurización de la leche. En todos los estudios a los que se somete, tanto la cruda como la pasteurizada, lo encuentran. No es soluble en grasa, por lo que se almacena en la otra estructura de la leche: en la caseína. Eso quiere decir que la leche desnatada tiene la misma cantidad de IFG-1 que la leche entera.

El IFG-1 Es muy poderoso, y aunque su concentración en la sangre humana es mínima, tiene profundos efectos en nuestro cuerpo. El IFG-1 alcanza su pico de concentración en la pubertad y decrece con la edad. Pero los adultos que beben más de tres vasos de leche al día (leche o cualquiera de sus derivados) tienen un 10% o 20% más de IFG-1 en el cuerpo.

Este compuesto está relacionado con el cáncer de próstata, de mama, de ovarios, de hígado, de colon, melanoma, y hasta el de pulmón porque estimula el crecimiento y la proliferación de las células, da igual cuáles. Estimula a las sanas y también a las cancerosas.

Los adultos tenemos células cancerosas en el cuerpo todo el tiempo. Por lo general el cuerpo las detecta a tiempo y las destruye. Las células cancerosas se replican a una velocidad bastante baja, por lo que es solamente después de crecer durante cinco años que podríamos notar la presencia de un tumor minúsculo, casi imperceptible, al palparnos.

Pero el IGF-1 estimula el crecimiento y la replicación de las células cancerígenas, estimula la transformación de células normales en células anómalas, y también inhibe la muerte natural de esas células. Así se ha encontrado en diversos estudios que la presencia de IFG-1 está vinculada con el cáncer.

Esto debe preocuparnos a todos, pero en especial a la gente que vive en América, tanto en Estados Unidos como en Latinoamérica porque en esos países se ha aprobado el uso de una hormona llamada Posilac en la industria lechera que es una variante sintética de la somatotropina bovina. Esa hormona incrementa la producción de leche de las vacas en un 20%, pero también incrementa a niveles bastante preocupantes la presencia de IFG-1 en la leche. En la Unión Europea y en España en particular el uso de esta hormona está prohibido, y por lo tanto nuestra leche es menos dañina, pero eso no significa que está libre de hormonas de la vaca, ni de IFG-1.

LA LECHE PUEDE PRODUCIR OSTEOPOROSIS

Este subtítulo es impactante, lo sé. Es impactante porque lo que nos han dicho toda la vida es justamente lo contrario. Lo que nos dicen es que la leche es el mejor remedio para prevenir la osteoporosis, en especial si eres mujer. Pero vamos a analizar por qué esto no es cierto, y por qué es justamente al revés.

La osteoporosis es una condición de los huesos que ocurre cuando el esqueleto se descalcifica. La descalcificación crea poros en los huesos, y esos poros hacen que la densidad ósea disminuya. Así los huesos están más frágiles y se pueden fracturar. ¿Por qué se descalcifican los huesos del cuerpo?

Una de las razones es porque a veces el cuerpo necesita calcio para algún proceso importante, así que lo extrae del lugar en el que más abunda: los huesos. Lo extrae, lo moviliza, y lo utiliza para lo que le hace falta. El cuerpo extrae calcio de los huesos con frecuencia para equilibrar el PH cuando su acidez en la sangre es mayor a la normal.

El PH del cuerpo varía de acuerdo con la zona (el estómago es bastante ácido, por ejemplo, mientras que otras partes son alcalinas), pero la sangre que es la que se encarga de llevar nutrientes y oxigenar las células del cuerpo debe tener un PH ligeramente alcalino de entre 7.35 y 7.45. El cuerpo hace lo posible por mantener este equilibrio porque de él depende que las células del cuerpo se oxigenen.

Cuando el PH de la sangre se acidifica, las células que se alimentan de oxígeno no sobreviven, y sólo las variantes anómalas que son anaeróbicas (como las células del cáncer) son capaces de sobrevivir. El cuerpo identifica el PH ácido en la sangre, y por eso moviliza el calcio de los huesos hacia el torrente sanguíneo para neutralizarlo.

La leche tiene que ver en este proceso porque como expliqué más arriba una de las funciones de la leche es proveer a la cría de aminoácidos esenciales que el cuerpo no produce. La leche de vaca es muy rica en uno de esos aminoácidos llamado metionina, y que contiene sulfuro. Cuando el cuerpo usa la metionina la descompone y uno de los productos resultantes es un tipo débil de ácido sulfúrico que acidifica el PH de la sangre.

El PH ácido en la sangre es una doble amenaza: en el mejor de los escenarios tu cuerpo se defiende neutralizando el PH y como consecuencia tus huesos se debilitan (esto puede producir osteoporosis a la larga), o en el peor escenario no te da tiempo de desarrollar osteoporosis porque tu cuerpo no fue capaz de neutralizar el PH y te dio un cáncer.

El calcio de la leche no es más que un mito de la industria lechera. Es cierto que la leche tiene grandes cantidades de calcio, y también es cierto que nuestros huesos necesitan calcio para mantenerse fuertes, lo que no es cierto es que consumir leche es una buena manera de proteger tus huesos, mucho menos que es una forma de combatir la osteoporosis.

Entonces si no tomas leche ¿de dónde va a sacar tu cuerpo el calcio? Del mismo sitio del que lo sacan las vacas lecheras: de esas cosas verdes que crecen de la tierra llamadas “hojas”. De las ensaladas, de la lechuga, de la espinaca, de los granos, y de los vegetales en general.

En realidad para que los huesos estén sanos no necesitamos tomar tanto calcio, pero sí necesitamos que el calcio que consumimos se fije en los huesos y permanezca allí. El calcio que se encuentra en las verduras, en las legumbres y en los granos es más que suficiente para mantenernos bien, y si comemos suficiente vitamina D nos aseguramos de que el calcio se fijará en el esqueleto. El mito de que los lácteos son necesarios para combatir la osteoporosis es cruel porque la leche no sólo no ayuda a combatirla sino que puede producirla.

UN PLANETA ALÉRGICO A LA LECHE

Quizás te sorprenda saber que la mayor parte del planeta no consume leche de vaca ni la ha consumido nunca. La leche de vaca no es un componente frecuente dentro de la dieta de la humanidad. Ni históricamente ni en la actualidad.

La alergia a la leche no es rara, y tres cuartas partes de los humanos no toleran la lactosa, con lo que lo raro es tolerarla. Ni los nativos americanos, ni gran parte de los asiáticos, ni los negros toleran bien la leche, y sin embargo la siguen anunciando como una parte indispensable de la alimentación, como un componente universal sin el que es imposible estar sano.

El problema con la intolerancia a la lactosa es que no siempre se diagnostica correctamente. El intolerante a la lactosa sufre de dolores abdominales, calambres estomacales, diarrea, vómitos, y náusea después de consumir lácteos. Los síntomas se parecen a los del síndrome de intestino irritable, y varían en intensidad.

Pero la lactosa no es lo único que hay en la leche que produce alergia.

Seguramente has escuchado que la leche es una fuente sana de proteínas. Pues la leche es una fuente de proteínas, eso está claro, lo que no queda claro es qué tan sanas son. La proteína que está en la leche es la caseína. La caseína es un pegamento industrial de los más fuertes que hay en el mercado. Es el favorito de los carpinteros y se usa en todo el mundo para pegar la madera, es probable que los muebles de tu casa los hayan pegado con pegamento de caseína.

La caseína también se usa para pegar, entre otras cosas, las etiquetas de las botellas de cerveza. Si eres de los que beben alcohol, la próxima vez que tengas una botella de cerveza en la mano intenta quitarle la etiqueta. Descubrirás que es bastante difícil. Eso es porque la caseína es resistente al agua y es casi imposible de despegar.

El pegamento de caseína se fabrica con leche de vaca, y ¡puedes fabricarlo tú mismo!. Sólo necesitas leche y un ácido como limón, lima, o vinagre. El proceso tiene dos pasos: (1) vierte el ácido en la leche. (2) Mezclalo. La caseína reacciona con los ácidos y forma grumos. Con suficientes ácidos se transforma en pegamento. Por eso cuando le echas limón a la leche se corta.

Pero, y aquí viene lo bueno, ¿adivina con qué se encuentra la caseína de la leche cuando cae en el estómago? Con ácidos gástricos. La caseína es un alimento líquido que cuando cae en el estómago se transforma en un sólido, un sólido de pegamento que al cuerpo le cuesta un montón digerir.

El 100% del planeta es alérgico a la caseína, así que cuando consumes leche el cuerpo se defiende produciendo histamínicos, los histamínicos producen moco, y el moco congestiona todo tu cuerpo incluyendo tus pulmones.

El consumo de leche está detrás del asma, de la sinusitis, de los problemas de congestión nasal y de las alergias estacionarias.

¿Y LA LECHE CRUDA?

La última moda dentro de la gente que ama la alimentación sana es tomar leche cruda:leche orgánica de vacas que pastan libres en el campo y que no ha sido pasteurizada. ¿Cómo puedo decir esto de forma sutil? Creo que no hay manera: BEBER LECHE SIN PASTEURIZAR ES UNA IDEA LOCA DE GENTE ESTÚPIDA.

Déjame aclarar esto: ¿recuerdas lo que hablamos antes de que la leche contiene sangre, pus, y hasta materia fecal? Si no la pasteurizas a eso es a lo que te expones. ¿Quieres saber a qué otras cosas te expones? La salmonela, el E.Coli, y los estafilococos son bacterias que con frecuencia se encuentran en la leche no tratada. En el pasado la tuberculosis azotó el planeta gracias a la leche cruda.

La vaca tiene un par de virus muy peligrosos que transmite a través de la leche como el virus de leucemia bovina (VLB) que produce leucemia en todos los animales que han sido expuestos a él incluyendo primates, y el virus de inmunodeficiencia bovina (VIB)  que es muy parecido al VIH. No se tú, pero yo no quiero ni pensar en las posibilidades que esto implica ¿Realmente es una buena idea exponerse a leche cruda? No lo creo.

¿POR QUÉ NOS ENGAÑAN?

La leche es un alimento “clave” de nuestra dieta. Sobre la leche se ha construido una industria enorme que depende de la leche para subsistir. La industria lechera tiene beneficiarios directos: la industria de la mantequilla, del yogur, del queso, del chocolate, pero también hay otras industrias que de forma indirecta viven del comercio de la leche. Un ejercicio interesante sería plantearse qué ocurriría si el día de mañana los gobiernos del planeta se ponen de acuerdo para prohibirla.

¿Qué ocurriría con Colacao si la gente dejase de consumir leche? ¿qué pasaría con los cereales? ¿comeríamos tartas? ¿cuáles? ¿qué tal la industria del café? ¿y la del té? ¿se venderían las galletas María? ¿Qué pasaría con Telepizza? La industria del azúcar seguro se vería afectada, y también la del arroz ¿qué tal los antihistamínicos? ¿los remedios para el resfriado? ¿el Primperan?

La realidad es que hay un gran sector de la economía que depende de la leche y por eso pagan grandes sumas de dinero a los medios para publicitarla, le pagan a científicos para que hagan estudios sesgados y publiquen sus informes en revistas de medicina, le pagan a los gobiernos para que aprueben leyes que los benefician, y movilizan toda una maquinaria que hace que nuestra cultura mantenga a la leche en un pedestal a pesar de la pesada evidencia que se acumula en su contra.

Para ponerte un ejemplo de cómo se mueve la política en torno a la leche, en el caso Watergate se descubrieron cintas de distintas reuniones que Nixon tuvo con representantes de la industria lechera. Le pagaron 3 millones de dólares para que subiera el precio de la leche 27 céntimos. Nixon lo hizo. Con eso la industria lechera ganó alrededor de 3 mil millones de dólares ese año.

También han usado la presión política para posicionar la leche como un alimento indispensable y bueno para la salud. Gracias a ellos en Estados Unidos se le da obligatoriamente a los niños de los colegios públicos vasos de leche en el almuerzo, y también es lo que se le da a los sin techo en los refugios.

A los científicos de distintas universidades, incluyendo varias de gran reputación la industria de la leche les paga para que publiquen informes que apoyan la leche, estudios tan absurdos como uno que vi recientemente y que pretendía probar que comer yogur a diario te hace adelgazar. Si la leche es lo que las vacas le dan a sus terneros para convertirlos en unas bestias de 600 kilos, dudo que en los lácteos se encuentre la respuesta al sobrepeso.

No creas que el hecho de que estas intrigas ocurren en Estados Unidos significa que estamos a salvo en España. Todos los países del mundo miran lo que hace Estados Unidos y lo reproducen. Por eso cuando la leche se declara un alimento indispensable allí muchos países los siguen. Las revistas de medicina se leen en todo el planeta y lo que allí aparece influye en la opinión de la gente que se supone debe ser experta en el tema.

¿Qué ocurre con los nutricionistas? Algunos nutricionistas están alarmados con el tema de la leche y son las voces que se escuchan del otro lado del debate. Otros siguen pensando que la leche es maravillosa porque estudiaron en universidades con profesores que pensaban que la leche era maravillosa, porque van a simposios, conferencias, y talleres con patrocinadores de la industria lechera, que fomentan la idea de que la leche de vaca es maravillosa.

Estos nutricionistas complacientes no necesariamente son mediocres. Puede ser que se informen, pero que lo hagan en las fuentes equivocadas, porque descubrir quién paga a quién en el mundo científico no siempre es tan sencillo, porque los estudios que publican en las revistas del medio están pagados por la industria lechera, y porque en resumen es difícil llegar a cuestionarse si la idea de que la leche es buena es infundada cuando has crecido con la certeza inamovible de que es un alimento perfecto.

EL RETO: UNA SEMANA SIN LÁCTEOS

Después de escribir todo esto voy a contaros mi experiencia personal. Cuando leí ese artículo que os comenté me sorprendí, pero no estaba del todo convencida. Sentía que de alguna manera todo lo que ponía en las páginas en contra de la leche solía estar en webs de alimentación natural y medicina holística. Sonaba más como un tema de conspiranoia e hipocondría, que algo de lo que uno debería preocuparse.

Pero al mismo tiempo pensé que realmente no perdía nada con probar. Así que decidí dejar los lácteos por un tiempo a ver qué tal. Dejé de comprar leche, dejé de ir a Starbucks (la parte más difícil), dejé los quesos, el yogur, las tartas. Estuve así por unos días , pero no noté grandes cambios. La transición fue tan suave que prácticamente me olvidé del tema.

Dos semanas después pasé por un Starbucks y sin pensar mucho en el tema entré y pedí un frapuccino. Fue como un reflejo, uno de esos hábitos del autopiloto que no te das cuenta de que estás haciéndolo hasta que te ves a ti misma con el frapuccino en la mano, la pajita en la boca, y el contenido del vaso por la mitad. Cuando me descubrí a mí misma en esa situación dije “maldita sea, rompí mi propia regla de forma estúpida”, y seguidamente “a la mierda, me lo voy a terminar” porque me gusta vivir al límite.

Bueno, os cuento que después de tomarme el frapuccino me empecé a sentir mal. No fue una sensación física, fue más bien una sensación emocional. Una especie de vacío interior, como una tristeza rara. Juro que no me había pasado nunca nada así, y que no suelo tener conexiones emocionales con la comida. Sé que esto que estoy contando suena estúpido y si yo leyese algo así en un blog me iría, pero os prometo que fue real. Me sentí como si tuviera una micro depresión, pero no estaba relacionado con nada, y supe de inmediato que fue algo de lo que comí, que fue el frapuccino que acababa de tomarme.

No es raro, después de todo la leche de vaca trae un montón de hormonas, no sólo hormonas de las vacas, sino también otras que son más universales como el estradiol, y son justamente las hormonas las encargadas de regular el estado de ánimo. Así que mi reacción al frapuccino tiene su explicación científica.

Obviamente que antes del experimento la leche ya traía hormonas, pero como la tomaba cada día no me daba cuenta del efecto que tenían sobre mí. Es como cuando escuchas un murmullo de fondo durante un largo tiempo que aunque sigue sonando tú dejas de oirlo, o cuando te acostumbras a un olor. Si has bebido leche toda tu vida no reconoces sus efectos, para ti son lo normal. Lo que necesitas hacer para notarlos es separarte de los lácteos por un tiempo, y después regresar. Es solo entonces cuando notarás la diferencia.

Por eso mi recomendación no es buscar sustitutos a la leche porque aunque sé que existen muchos y que parecen ser buenos, cuando buscas sustitutos estás tratando de reemplazar algo que echas en falta. Mientras bebas leche de almendras o de soja o de lo que sea, en el fondo estarás de alguna manera extrañando la leche, haciendo énfasis sobre su falta. Mi idea es más bien modificar la dieta para eliminar la necesidad de tomar lácteos por completo. De todas formas la mayoría de las cosas que consumimos junto con la leche son malas para la salud como el café, los azúcares refinados, y los cereales industriales. Pero la única forma de convencerse para hacer esto es descubrir todo lo que ganas dejando la leche, y eso sólo se hace interrumpiendo tu consumo.

Deja los lácteos durante dos semanas. Busca alternativas. Quizás no sea tan fácil, dependiendo del país en el que estés dejar la leche puede ser más o menos difícil. Pero basta con un poco de planificación para lograrlo. Piensa en esto como en un juego, como en un experimento que te permitirá descubrir algo sobre ti que no conocías.

Quizás para ti baste dejar la leche dos semanas para notar el cambio. Pero si después de dos semanas no te sientes mejor, haz un festin de pizza, chocolate, colacao, helado y queso. Dime si después de eso no notas la diferencia. Si no la notas, regresa a tu vida de lácteos, para resolver la situación sólo tendrás que hacer un viaje al supermercado de la esquina y reabastecerte de tus lácteos favoritos, pero eso sí, consciente de lo que estás poniendo en tu organismo.

Si notas una diferencia y te gusta como te sientes sin los lácteos, date una palmada en la espalda: la decisión que tomas al abandonar la leche mejorará mucho tu calidad de vida. La renuncia a la leche no tiene por qué ser completa ni automática. Puedes hacerlo de forma gradual, o parcial. Puedes abandonar la leche, pero consumir yogur, o quesos. En realidad la decisión depende de ti, pero cualquier paso que des en la dirección de reducir tu consumo será una victoria para tu organismo.

Quizás el mayor problema de la leche no es que no las vendan como un algo bueno, sino que no las vendan como algo necesario para la salud. No quiero causar alarma porque hay gente que vive toda su vida bebiendo leche y no llegan a tener problemas, pero sí quiero demostrar que beber leche no es necesario para tener una buena salud. La mayoría de la gente piensa que sí, y no es un pensamiento gratuito, es un mensaje con el que nos bombardean constantemente hasta el punto de que creemos que la salud de nuestro cuerpo, de nuestro esqueleto, depende del consumo de lácteos y no es así.

Si te gusta la leche, si la consumes porque te gusta su sabor, eso está bien. Bébela como beberías una lata de Coca-cola. Todos sabemos que beber gaseosas, comer dulces, chocolates, y frituras en exceso es malo, y aún así muchos lo siguen haciendo porque es un placer. Por las mismas razones que tiene el que fuma, o el que hace deportes extremos, porque le gusta. Por eso si vas a beber leche no lo hagas creyendo que es algo sano para ti, que es necesario, o que te ayudará a prevenir la osteoporosis. Piensa que beber leche tiene sus problemas y sus riesgos, y que a ellos te expones cuando la bebes.

Mi opinión personal al respecto es más tajante. No importa cuán orgánica sea la leche que vas a echar en tu vaso. No importa qué la vaca que la produjo sea libre. No importa si se alimenta de pasto o de las lágrimas de sus ancestros. Da igual si la leche la ordeñó un campesino en su huerto o una máquina de acero en una nave industrial. Beber leche de vaca no es bueno. Es malo en teoría, como concepto, y es malo en la práctica: es malo para tu salud, para el medio ambiente, y para el mundo en el que vives. Es malo para la vaca, es malo para el ternero, es malo para el granjero y es malo para la economía. Dejar la leche no parte de la compasión hacia los animales, sino de la compasión hacia las personas. Deja de beber leche de vaca y te estarás ahorrando problemas. Deja de beber leche de vaca y respirarás mejor por las noches, perderás peso, tu corazón estará más fuerte, tu vida será más sana, y te sentirás mejor.

Si te gustó este artículo y quieres recibir los próximos que escriba en tu email te puedes suscribir aquí. También puedes enviarle esto a la gente que te importa por email o compartiéndolo en Facebook.

Como ves mi blog no tiene comentarios, pero eso no significa que no puedes opinar. Si quieres puedes hacerlo en Facebook o en Twitter.

Es difícil tener acceso directo a los estudios médicos que avalan todas las teorías que puse aquí. En especial porque aunque los encuentras citados como referencia en otros artículos, el acceso a las publicaciones médicas está restringido al público, y no están disponibles para consulta en internet. Pero a pesar de eso sí que hay una gran cantidad de artículos escritos por médicos en blogs y webs de medicina, y también artículos de gente que escribe desde su experiencia personal. Aquí reúno algunos de los que usé para escribir el post.

Ten en cuenta que lo que puse en el artículo no es lo único negativo acerca de la leche. La leche de vaca también está vinculada a la diábetes infantil, a las enfermedades autoinmunes como la lupus, la fibromialgia, el síndrome de fatiga crónica. Se ha vinculado la leche a enfermedades coronarias, a la infertilidad, a las piedras del riñón y de la vesícula, a la permeabilidad intestinal, a la esclerosis múltiple, a la enfermedad de Crohn, al estreñimiento, a la muerte súbita en los niños, y hasta al acné. Puedes revisar informes científicos sobre todos estos temas en la página del Dr. Robert Cohen, autor de varios libros sobre el consumo de la leche de vacaaquí. A pesar del aspecto que tiene es la página más completa sobre el tema y la actualizan con frecuencia.

Médicos y nutricionistas que opinan que la leche no es buena: 12345

Antibióticos en la leche de vaca: 1234

Pesticidas en la leche de vaca: 1234

La leche causa osteoporosis: 123456

La caseína produce asma: 12345

Sobre el IGF-1, su relación con la leche y con el cáncer: 123456

 

Fuente: http://acapulco70.com/el-mito-de-la-leche/

About the author

Pretium lorem primis senectus habitasse lectus donec ultricies tortor adipiscing fusce morbi volutpat pellentesque consectetur risus molestie curae malesuada. Dignissim lacus convallis massa mauris enim mattis magnis senectus montes mollis phasellus.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.