El organismo asimila de distinta forma los alimentos según la hora del día

El organismo asimila de distinta forma los alimentos según la hora del día

Un estudio sobre crononutrición revela que los efectos de una comida son distintos si es de día o si es de noche, pues influyen tanto en la calidad del sueño como en la preparación ante una actividad física.

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Los estudios dicen que 200 gramos de cerezas en la comida y en la cena mejoran la calidad del sueño.

Hasta hace poco los nutricionistas sólo consideraban el valor intrínseco del alimento sin tener en cuenta a qué hora del día se consumía; sin embargo, recientes investigaciones desvelan que sus efectos saludables o perniciosos para el organismo están supeditados a nuestro reloj biológico. 

Así lo explica la doctora María del Carmen Barriga, pionera en la realización de estudios sobre crononutrición, con los que ha demostrado que los mismos alimentos tomados por la mañana o por la tarde-noche son «metabolizados y utilizados de forma diferente por el organismo». 

Esto se debe, según esta profesora del departamento de Neuroinmunofisiología y Crononutrición de la Universidad de Extremadura, a que la composición de los distintos nutrientes es el sustrato para la formación de hormonas y neurotrasmisores. 

Los alimentos ricos en triptófano, un aminoácido esencial base de la melatonina, que es la hormona que marca los procesos fisiológicos de la noche, serían los más adecuados para el fin del día. 

Por el contrario, las comidas con tirosina y fenilalanina se encargan de dar lugar a la síntesis de las catecolaminas, que mantienen a la persona en alerta por el día. 

Productos con nutrientes que influyen en el sueño y en la vigilia son los lácteos, cereales, frutos secos y frutas como plátanos y cerezas. «Algunos estudios realizados en nuestro laboratorio han puesto de manifiesto que pacientes que tomaron 200 gramos de cerezas en la comida y en la cena mejoraron su calidad de sueño, incrementaron sus niveles de serotonina y melatonina, su capacidad antioxidante y el bueno humor», puntualiza. 

Por la noche, además del descanso, se produce la regeneración tisular y se activa la respuesta inmune. Por eso la investigadora aconseja tomar pescado azul dada su carga de Omegas 3 y 6. 

En cuanto a lo que se debe comer durante el día para tener «puestas las pilas», Barriga califica de gran verdad el refrán de «desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo» del que tan poco caso se hace. 

Lo mejor para desayunar es la vitamina C, que puede aportar un buen zumo de naranja o el kiwi, y es el momento para la ingesta de lípidos, huevos, embutidos y carne porque son precursores de las catecolaminas, para la actividad física. 

Si se desayuna un café y una galleta y se cena gran cantidad de carne «llevamos a cabo acciones diferentes a las que el cuerpo espera, alterando nuestro equilibrio interno y descontrolando nuestra homeostasia», matiza. 

Este hecho conlleva la aparición de enfermedades como la obesidad, la hipertensión o la diabetes, y el «gran elenco» de las patologías derivadas del mal descanso. 

Barriga insiste en que «tanto el alimento como la hora en la que éste se consume pueden influir en la regulación de nuestro marcapasos endógeno, el hipotálamo». 

La experta se basa en un «patrón de crononutrición: la leche materna», al estudiar sus variaciones nutricionales circadianas para favorecer el desarrollo del bebé. 

Los análisis desvelan cómo se eleva la carga de determinadas sustancias en función de la vigilia y el sueño, «abriendo puertas sobre cómo debe ser una dieta óptima». 

A partir de estos datos, su laboratorio llevó a cabo diversos ensayos con bebés que tomaban leches artificiales, enriqueciéndolas con estos compuestos, y en niños y personas mayores con cereales. Los resultados corroboraron un incremento en sus niveles de serotonina, melatonina, capacidad antioxidante y una mayor calidad y cantidad del sueño nocturno. 

«Hemos observado además cómo a través de la ingesta de cereales enriquecidos en triptófano se puede influir en la actividad diurna y en el sueño nocturno en niños con problemas neurológicos como autismo, hiperactividad y parálisis cerebral», concluye.

Fuente: MalagaHoy.es

 

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