La gurú del magnesio: rechazó los corticoides y vive muy bien a los 92 años

La gurú del magnesio: rechazó los corticoides y vive muy bien a los 92 años

chocolate amargo y los frutos secos
El chocolate amargo y los frutos secos son una gran fuente de magnesio que reduce el estrés y la fatiga
Ana María Lajusticia es española, salvó su vida gracias al consumo de este mineral y se convirtió en su principal promotora; Cuenta por qué y cómo, todos deberíamos seguir sus pasos

Tenía 31 años cuando una temprana artrosis la obligó a llevar un corsé ortopédico para paliar fuertísimos dolores de espalda. Sus médicos la trataron con la «receta clásica»: corticoides. Por su ingesta durante años y por una mala alimentación desarrolló diabetes, pese a no tener antecedentes familiares. Tenía 43 años y dijo basta.

Ana María Lajusticia comenzó entonces a estudiar por su cuenta la composición de los alimentos, aprovechándose de su carrera: licenciatura en Ciencias Químicas. Y vio la luz al descubrir las posibilidades del magnesio. Tras consumir este mineral a través de comidas y suplementos abandonó el corsé y mantuvo a raya su diabetes.

Habrá que creer en sus beneficios porque esta química española no solo ha logrado eso, sino que a sus 92 años tiene una asombrosa vitalidad. Lleva escritos nueve libros, algunos traducidos al francés y alemán, y creó su propia línea de suplementos.

Ana Maria Lajusticia
A los 92 años, la química Ana María Lajusticia mantiene intacta su vitalidad

Se ve muy activa y vital, ¿cuál es su fórmula?

Lo atribuyo al haber cuidado mi alimentación a partir de los 50 años, que es cuando tuve todo el conocimiento de qué alimentos podían perjudicar mi metabolismo. Empecé a tener cuidado con los hidratos de carbono, con las grasas saturadas y con los alimentos ricos en colesterol. Y presté muchísima atención a la cantidad de calcio que tomaba porque de sus compuestos solo el cloruro es beneficioso; todos los demás endurecen y estrechan los vasos sanguíneos, lo que afecta la irrigación del cerebro y el corazón.

De graduarse en Ciencias Químicas a interesarse por la nutrición. ¿Qué la llevó al cambio?

Cambié cuando me diagnosticaron diabetes. Fue una sorpresa porque en mi familia no había antecedentes. Ahí pensé: «Tú eres química, estudia los alimentos».

¿Por qué se focalizó en el magnesio?

Cuando comencé a trabajar sobre estos temas, una hija mía me recomendó leer el libro Virtudes curativas del magnesio, del padre Ignacio Puig. Allí se afirmaba que el abono químico utilizado para la tierra lleva nitrógeno, fósforo y potasio, pero no magnesio. Esto no era así 80 años atrás, cuando se solía abonar con estiércol, ya que las heces animales contenían magnesio. Por tanto, tenemos un déficit en relación a aquellas generaciones. Entonces, comencé a tomarlo aparte. Con ese suplemento -más el cambio de alimentación que había iniciado siete años antes-, se me fueron los calambres, arritmias y taquicardias. Y ya no me levantaba cansada. Seguí tomándolo y en tres años pude quitarme el corsé. Se lo empecé a explicar a médicos conocidos pero ninguno me hizo caso. Ahí fue cuando pensé que si en Bioquímica se sabía el papel que juega este elemento en nuestro metabolismo, yo podría explicarlo con rigor científico.

¿Cómo son sus desayunos, almuerzos y cenas?

Durante 40 años mi desayuno fue una naranja, un huevo frito con una feta de jamón de York (jamón cocido), unos 50 gramos de pan integral y una taza de café con leche. Cuando comencé a hacer vida sedentaria, cambié el huevo por comprimidos de colágeno con magnesio. En el almuerzo suelo comer ensaladas o legumbres; luego carne para tener proteínas y una fruta, que suele ser una naranja. La cena siempre es a base de verduras, ensaladas o gazpacho(especie de sopa de tomate fría), pescado fresco y, para finalizar, otra naranja.

¿Comemos mal en la actualidad?

Sí, se come mal en general. Es muy corriente que el desayuno sea incompletoporque suele ser a base de café con leche, galletas, magdalenas, croissants (medialunas). A este tipo de desayuno le falta vitaminas, entre ellas la C, y también carece de proteínas. Esto se traduce en bajo rendimiento escolar y profesional. Como hoy sabemos que la vitamina C y los aminoácidos que obtenemos en la digestión de las proteínas solo están unas cinco horas en la sangre, tiene mucha importancia incluir alimentos de este tipo en las tres comidas principales. Las mujeres que quieren adelgazar tienden a cenar poco porque piensan que así van a reducir su peso, pero desconocen que el cuerpo no reserva proteínas; sí, hidratos de carbono y grasas. A eso hay que sumarle que es común que desayunen como he descripto antes. Este comportamiento es una de las causas -entre otras más- de que haya más artrosis en el género femenino que en el masculino.

¿Cómo podemos darnos cuenta de que nos falta magnesio?

Por algunos de sus síntomas: ansiedad, cansancio, calambres, contracturas, suspiros, bostezos, hipo, párpados que «bailan», arritmias, taquicardias, sentir que las letras se mueven cuando estamos leyendo… Evidentemente todos podemos tener alguno de estos síntomas. Pero una buena medida es saber que en momentos de déficit nos dan unas ganas locas de comer chocolate.

¿Qué beneficios produce este mineral?

Muchos, ya que el magnesio interviene en al menos 320 procesos metabólicos. Ayuda a relajar brazos y piernas, mejora la irrigación de las arterias, disminuye el cansancio y la fatiga, contribuye a la síntesis de proteína y permite el funcionamiento normal del sistema nervioso, entre otras cosas.

¿Cuándo se descubrieron sus propiedades?

En la Primera Guerra Mundial (1914-1918), cuando unos médicos franceses vieron que los heridos que estaban en balnearios de aguas ricas en magnesio se curaban antes, tenían menos infecciones y eran más optimistas. Empezaron a tenerlo en cuenta y a dar suplementos de magnesio a enfermos con muy buenos resultados, por lo que sacaron complementos de magnesio.

¿Cuáles son los alimentos que contienen más magnesio?

El chocolate negro, los frutos secos (almendras y nueces) y las semillas de soja. También hay mucho en las semillas que se siembran en suelos ricos en magnesio, como en el Rift africano, Japón, Cordillera de los Andes y en islas volcánicas de cualquier parte del mundo.

¿Es bueno para la prevención de problemas circulatorios?

Sin ninguna duda es clave en el caso de arritmias y taquicardias.

¿Nos ayuda a combatir el estrés?

El magnesio es imprescindible para formar la serotonina, que es un neurotransmisor y también la hormona que nos proporciona sosiego y bienestar, por eso la conocemos como la «hormona de la felicidad».

¿Qué porcentaje de ingesta ideal de magnesio se suele cubrir con una alimentación «normal»?

Tomando cacao y semillas a diario nos acercamos a la cantidad ideal diaria recomendada por la OMS: 375 mg. Pero hay muchas personas, de todas las edades, que apenas sobrepasan los 200 mg diarios. Evidentemente, varía mucho según donde se viva y según lo que se coma.

El consumo de suplementos de magnesio, ¿tiene alguna contraindicación?

Solo en personas con problemas renales. No deberían tomarlo sin consultar a su médico.

¿Cuáles son las razones para que Japón sea un referente?

Durante los años 1980 la buena marcha de la economía les permitió añadir carne a su dieta, lo que modificó por ejemplo que la talla media de su ejército pasara de 1,71 a 1,78 m. Y que su nivel intelectual medio subiera de 102 a 111. Por otro lado, es destacable su gran longevidad (su esperanza de vida es 84 años y 87 años en el caso de las mujeres, según los últimos datos de la OMS, del 2015). Y se sabe que responde a que no comen nada de grasas saturadas y a que ingieren entre 600 a 800 miligramos diarios de magnesio.

Algunos médicos la cuestionaron. ¿Cómo enfrentó las críticas?

Como estaba segura de lo que decía, porque en realidad es Química, pensaba que el tiempo iba a poner a cada uno en su sitio. Lo que me da pena es que la gente no pueda resolver sus problemas de una forma tan sencilla y barata.

¿Qué proyectos tiene en mente?

Mi proyecto, o más bien mi deseo, es poder trabajar en esto hasta el día que me vaya.

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